viernes, 16 de abril de 2010

Carpe Diem

De tanto procurar se me pasará la vida

Presencia, luego esencia.

Estás estancada para mi vana gloria

Ni siquiera te acepto, me añoro.

De todo lo que compartías te devolvía tu mitad,

De los llantos, de las risas, de las bromas y de la riñas.

Todos miran hacia delante. Intentando reconocer a Eurídice

yo no atravieso el umbral.

Fuimos amantes, hoy ni siquiera somos capaces de gritar.

Soy pedazos de vosotros, y mis pedazos ya no los conserváis.

De tanto procurar se me pasará la vida.

lunes, 5 de abril de 2010

5 de abril

Correría a través del viñedo hasta que mi piel cansada besara el suelo,

Seguiría corriendo sin objetivo en el horizonte atrapando todo Eco, huyendo de nada persiguiéndolo todo para huirlo en nada.

Sentiría entre las fibras de mis músculos cansados un cosquilleo deleznante tejiéndome en la hierba.

Chillaría quizá, quizá os invitaría a visitar a Miguel Hernández, a la muerte viva, al asesinato.

Dese los ojos de un gusano podría dejarme pisar por vuestros pies, quizá la falta de empatía os llevaría a evitarlo, ¡qué culpa tiene un gusano! Quizá un terrario, una flor para alegrarlo,” si no puede expresarse seguro que es lo que imagino”, una criatura agradecida.

Collage de silencios se descubre quien en silencio nace,

De la mano del viento del soplido de un alambre,

Alarga el compás con fusas.

Despega tus garras cotorra, araña a quien te dio vida,

Atraviesa el espejo empañado después de una ducha fría.

Amanecer de leche

Y nunca me lo susurraste,

De ser así me hubiese alzado,

Tuve que despedirte yo,

Y al cabo de los años,

Por la ausencia de ausencia,

Tus labios me acariciaron.

Me siguen acariciando aún,

Y nunca me lo susurraste.

El tiempo y no yo dirá si me lo robaste,

De mi mejilla no fue intención purgarte,

Quizá ahora lo recuerde, quizá el beso te lo di yo,

Quizá lo tomé creyendo que me pertenecía,

Avaro dictado el de un amanecer de leche.