miércoles, 6 de enero de 2010

5 de enero

Son las tan pocas de la mañana
agrieta el lodo y trago
para repirar, desafío desde esta,
la puerta toril, a la luz tras la ventana.

El piso hierve y se rodea
de gritos eufóricos, famélicos.
Arrojo migajas a contracorriente
y del impulso zarandea.

Mueve el aire, bravo,
pinta la emoción rojiza
que todos huelan el valor.

Muere en el aire, bravo.
Intención de forasteros
que todos sepan del amor.

A George Brassens

Me olvidas,
me haces olvidar,
en tus acordes hablan, en tus deseos juegan.
Las cinco de la tarde; un cuarto de hora de placer.
Una pelota bota en tu altar -kiosk du Musique-
un pensador reflejo de pantalla,
mientras el sol de enreda
con el viento y las hojas
yo me olvido.
Me haces olvidar,
me matas brevemente al pie de un campanario.
Son las cinco y cinco; dies minutos de placer.
La fuente escupe en cemento ameno,
en aguas zanjadas, oscuras y estridentes
en las cuales burbujas de sonidos no sobreviven a la superficie.
No te oigo y me pierdo,
se olvidan,
me haces olvidar.
Son las cinco y diez; cinco minutos de placer.
Se cae el patinete en la hierva, rompe tallos;
punta de aguja en piel muerta
descúbreme las huellas
que los ponys siguen bailando a tu alrededor.
No colorees tanto, traza dibujos, tíntame, no veo.
Me olvidas, me haces olvidar.

Senador (sauce llorón fuente original del Sena)

Copos de cal por aire al vacío deshelados en el Sena,

sótano de paz, tiempo infernal.

Troncos desnudos desplegados en comunidad de cabezas

consciente sólo el sauce de sus raíces suspensas.