Creo re-cordar
(y) abrir una puerta,
– un
piso consensuado.
Venías
del otro lado, al menos, eso creía
recordar
suelo
ninguno
en el que no estés al otro extremo.
Con
miedo a saltar por falta de brazos
fuiste
paso a paso hacia la multitud embriagada.
Yo te
vi pasar,
y cuerda entonces,
te olí
deslizar entre ginebra y rodajas de pepino un algo de tónica.
Mientras
tanto,
en medio, creo, todo, recordar.
Al cabo
de unas gotas,
siempre en el mismo lado desde el nuestro y al otro de
los reflejos,
quisiste
atrapar mi luz, creo recordar, tuya entonces,
y quedé
al otro lado,
siempre del otro.
En ese
otro lado ni te miro, ni te siento:
tengo
el océano de superficie y pilares de artificio;
tú,
…la cámara cordada al cuello.
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